Reaccionar a problemas de la Región del Biobío, y buscar soluciones aprovechando al máximo los recursos disponibles, es uno de los objetivos del Centro de Investigación de Polímeros Avanzados, CIPA.

En este contexto, desde finales de 2014 se encuentra trabajando en el proyecto "Generación de oportunidades tecnológicas para el sector hortofrutícola del Valle del Itata", financiado por el Programa Regional de CONICYT, que en sus inicios consideró un diagnóstico de la realidad que viven los productores, y en base a ello, busca soluciones abordables desde el mundo científico.

Entre los resultados obtenidos a la fecha, destacan cinco ideas fuerza plasmadas en perfiles de proyecto, que de conseguir financiamiento, podrían transformarse en soluciones tecnológicas a las necesidades observadas en el secano costero de Ñuble, entre las que se observa una degradación paulatina de la biodiversidad y los suelos, carencias en uso y distribución de recursos hídricos, deficiencias en producción vitivinícola y la producción de residuos que no están siendo valorados.

Identidad y pertinencia en el Valle del Itata

Considerando que la edad promedio en la zona es 55 años, la resistencia a la innovación se convierte en una barrera predominante. Como una forma de generar interés y forjar lazos de confianza respaldados en acciones, CIPA desarrolló en el corto plazo jornadas de capacitación para el valle, iniciando un trabajo colaborativo con establecimientos, que se tradujo en charlas a más de 300 estudiantes. Por otro lado tras una evaluación de los requerimientos que podían ser abordables desde la ciencia, definió prácticas como el manejo de residuos, el usos sustentable de suelos, la implementación de energías renovables y la extracción de aceites esenciales, que posteriormente tradujo en talleres dictados por especialistas, a pequeños productores.

Para Marisol Venegas, productora de Dadinco (San Nicolás), dedicada al cultivo de hortalizas en invernadero, que participó de uno de los talleres dictado en su comuna, esta información es de gran ayuda, sobre todo para su huerta, donde cultiva menta, toronjil, manzanilla, romero y eucalipto, y actualmente solo las usa para consumo propio. "esto que nos muestran de sacarles el aceite y utilizarlo para otras cosas, me parece interesantísimo, todo lo que signifique un uso extra es súper bueno para nosotros", comentó.

Del mismo modo, Lilian Muñoz, de Quillón, agradece la oportunidad de participar en el Taller de Compostaje y Lombricultura realizado en Portezuelo. "Me viene muy bien este curso, yo soy hortalicera, entonces tengo hartos desechos que actualmente no ocupo. Saber que puedo sacarles partido, que puedo utilizarlos para alimentar y reproducir a las lombrices que hoy nos regalaron, y con eso mejorar la calidad de mis cultivos, es algo que me servirá mucho", cuenta la mujer que participó del curso junto a otros 50 productores.

Cooperación con municipalidades

Entre los logros obtenidos, el equipo destaca la vinculación con entidades locales, particularmente con la Asociación de Municipalidades del Valle del Itata, con quienes sostiene una estrecha relación, plasmada en un Convenio de Cooperación que los ha validado como asesores en las mesas de Educación y Fomento Productivo, convocadas bajo el alero de la Comisión Zona de Rezago.

"Hemos tenido un desarrollo urbano céntrico que ha significado inversión en educación, salud, tecnología y calidad de vida en las grandes zonas urbanas, en desmedro de las zonas rurales donde hoy en día no existen alternativas atractivas de desarrollo. Es por eso que valoro muy positivamente el trabajo realizado por CIPA y la vinculación que lograron tener con la zona. Hay experiencias muy positivas que podemos destacar, y que espero puedan seguir replicándose sobre la base de esa confianza generada, para que todos podamos comprender que la ciencia puede y debe estar al servicio de la comunidad y de un desarrollo integrado y más justo", señala Cristian Quiroz, Consejero Regional del Biobío, en representación de la Provincia de Ñuble.

De hecho, según explicó Claudio Toro, director ejecutivo de CIPA, el trabajo directo con productores ha enriquecido la mirada como Centro de Desarrollo Científico y Tecnológico. "Hoy sabemos que para impactar con nuestro trabajo en las comunidades debemos generar un apoyo permanente que permita en el futuro una buena acogida de soluciones más sofisticadas. En atención a esto, seguiremos apoyando el trabajo de las comunidades del valle, en primera instancia, a través de nuestra participación en las acciones que se generen por la Asociación de Municipios del Valle del Itata, y en el mediano plazo, desarrollando proyectos de investigación pertinentes a las problemáticas detectadas en el proyecto", manifestó.

Por su parte, Rodrigo Ponce, Encargado de Fomento Productivo de la Ilustre Municipalidad de Portezuelo, manifestó que "en la alta asistencia a los talleres se nota el interés de la gente. Antiguamente estos temas se dejaban en segundo plano, pero felicito a CIPA que nos da la oportunidad de enseñarlos a nuestra gente. En las comunas del valle interesa mucho la producción agroecológica, entonces mostrarles estas alternativas e involucrarlos con ellas, es un beneficio para todos", señala Rodrigo Ponce, Encargado de Fomento Productivo de la Ilustre Municipalidad de Portezuelo, quien también manifiesta su interés en implementarlas. "Nosotros contamos acá con varias ventajas para innovar en el uso de energía, tanto solar como eólica, creo que es algo que podemos concretar si logramos que otros entes se involucren y cofinancien estos proyectos".

Es precisamente este último punto una de las motivaciones del centro, que pese a estar cerrando el proyecto, anuncia su interés por continuar articulando canales y vinculando a actores regionales, para que a partir de la generación de oportunidades tecnológicas, puedan dar cabida a un desarrollo sostenible en el tiempo, para una de las provincias más vulnerables del Biobío.

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